jueves, 23 de septiembre de 2010

Pensamiento aleatorio a las 13:44

Realmente no sé por qué voy a escribir esto, quizás sea obra de un momento moñas, quizás sea por Planetarium de Otsuka Ai, quizás me arrepienta más tarde. Pero ahora quiero escribirlo.

Hay un momento, para otros una vida, en el que te das cuenta que poco a poco, todo lo que creías conocer es distinto, te vas dando cuenta, por así decirlo, de cual es la verdadera cara del mundo que tan cuidadosamente pretenden escondernos cuando somos pequeños.

Pueden traicionarte (y tarde o temprano alguien lo hará), puedes decepcionarte (y tarde o temprano lo harás), puede que el siguiente paso, nada más salir de casa, sea el último, porque los accidentes por tontos que sean, existen.

Puede que te hayas engañado a ti mismo, que te hayas puesto una venda para no ver la realidad, todos estos años, y que por cualquier casualidad, la venda empieza a desgarrarse sin tu quererlo. Y entonces, cuando ves como es todo, ¿qué decides hacer? puedes cerrar los ojos y fingir que los tienes vendados o afrontar lo que estas viendo, por mucho daño que pueda hacerte.

No me gusta este mundo, honestamente, no me gusta en absoluto, y muchas veces pienso que si me ha dado por seguir viviendo es por miedo a que cuando muera haya algo aún peor. Para quienes me conocen, no terminará de resultar raro que escriba todo esto, pero perdonadme, hoy tampoco he dormido bien. Hace ya tiempo, cuando decidí que el mundo, como una daga (una piedad quizás) me perforase con toda su violencia, y decidí aceptar su dolor quizás convirtiéndolo en parte de mí (hipócrita yo, se de sobra que por mucho que me haya resignado, aún hay cosas ante las que me niego a pasar de largo), lo supe. Quizás justo eso, la violencia, el hecho de no poder creer más en cosas como la justicia o la libertad (esos principios que cualquier estado proclama como bandera), me hayan endurecido el alma. Pero, ¿acaso eso importa?

Sé que si más de uno leyese esto, se empeñaría en decirme cosas como: "mira a tal, o mira a cual, ¿aún sigues pensando lo mismo?" y yo probablemente callaría, y asentiría, sin cambiar mi modo de pensar lo más mínimo. Esos mismos serían los que se empeñasen en llevarme por "el camino de la luz" por así llamarlo, el camino, donde los ideales en los que ya no creo, siguen vivos, pero ¿no es eso otra simple venda?

Como ya escribí hace unos meses, me siento orgullosa de ser como soy, y si eso significa amargarme y que las callosidades en mi alma duelan algo mas, bienvenido sea, pero me niego a andar ciega en un mundo ya de por sí cegado.

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