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miércoles, 15 de septiembre de 2010

Fantasmas pasados

Antes de nada, disculparme ante mis pocos pero queridísimos lectores por la inconstancia con la que escribo en el blog.
Para que no se me olvide voy a hacerme una lista de temas a tratar, así seguro que al final acabo escribiendo:
  • Corea del norte, ese maravilloso país
  • Fantasmas del pasado
  • Arte, por dios que hace siglos que no escribo
  • Literatura, aunque con todo el tiempo que llevo leyendo el mismo libro no tengo demasiado
  • Pensamientos aleatorios, quizás lo mas util que vaya a escribir
Dicho esto comenzaré por tratar el tema de los fantasmas del pasado.

Hace unos meses, estuvimos viendo todo el tema de los sueños en psicología, vimos sobretodo su consideración en diversas culturas. En los terrenos oníricos, la realidad se confunde con nuestra propia fantasia, así que no es de extrañar que si un antiguo soñaba con alguien que había muerto, pensara que ese alguien seguía vivo en otro sitio (llámese cielo, infierno, hades, o más allá de turno). Con ese panorama, creo que es facil imaginarse lo paranoico que podía resultar un simple sueño. Hoy día, al menos sabemos que no son reales, pero ¿acaso les hace eso ser menos especiales?

Cada persona suele soñar, por lo general, con el mismo tipo de sueños: unos con imágenes encadenadas que no tienen sentido, otros con lo que hicieron por el día, y en mi caso con cosas que o no puedo tener, o me gustaría haber cambiado. A esas cosas es a lo que me permito llamar poéticamente "fantasmas del pasado", aunque quizás su nombre más exacto sería intentos de dejar mi subconsciente tranquilo.

De normal, siempre sueño con gente que conozco, mis amigas sobretodo, y eso podría ser hasta agradable de no ser porque de vez en cuando tengo largas temporadas en las que mis sueños giran en torno a estos fantasmas. Sucesos traumáticos, situaciones que quizás debería arreglar, odios personales... todo tiene cabida en mis sueños, aunque en ellos siempre presenta el lado amable. Quizás no me esté explicando correctamente, recurriré otra vez a poner un ejemplo cualquiera. Pongamos que alguien tuvo un accidente de coche, se precipitó por un barranco, y tras largos meses de recuperación, finalmente se quedó en silla de ruedas. Si yo fuese esa persona, lo más probable es que soñase que cuando me estoy cayendo por el barranco saliese ilesa, o que tras los meses de recuperación todo fuese como antes. Los sueños por un lado enseñan la cara amable, pero por el otro sigo viendo el accidente con toda su violencia, y todo el periodo de recuperación, tedioso, cansino, y postrante.
Si habéis entendido ese ejemplo, entendereis mas o menos a lo que me refiero.

Hablando con una amiga, me dijo que los tengo porque no me he perdonado a mi misma, o no lo he aceptado. Se equivoca, y eso es lo peor. Si la clave estuviese ahí, ya habría dejado de soñar hace mucho, pero la clave está en algún lugar más remoto de mi mente, al que ni mi propia psiquiatra ha conseguido llegar.

Como es normal, tras largos periodos de tener estos sueños repetidamente, acabo cogiendo insomnio simplemente por el hecho de no querer soñar.

Para quien lea esto, me gustaría hacerle una sencilla pregunta: y tu, ¿con qué sueñas?

martes, 2 de marzo de 2010

El tacto (disertacion improvisada y sumamente aleatoria)

Este trabajo lo presentaré mañana para clase de psicología. He tardado dos meses en pensarlo, no pensaba ya darlo, cuando llegó la inspiración divina


Tras mucho reflexionar he llegado a la conclusión de que el tacto es un sentido mucho más infravalorado de lo que realmente merece. Gracias al tacto podemos percibir la textura de los objetos, y sentir el viento, y podría ponerme poética aquí pero voy mal de hora, tengo diecisiete años y cuando pienso en tacto solo se me ocurre una cosa: sexo.
Perdón por mi falta de tacto (vale, chiste malo) al abordar tan directamente este tema, pero si quiero imaginarme una relación de éste tipo, no puedo si no menos pensar en que la carga del tacto respecto a los otros (mucho más valorados por supuesto) sentidos, es inmensa. Gracias a los estímulos nerviosos que recibe el tacto a través de caricias, besos y demás tipos de prolegómenos sin contar lo que es el coito en si, el cuerpo se va sumiendo en un estado de abstracción mental (en solitario o compartido con la pareja) que desemboca en un éxtasis físico y espiritual.
Si el sexo representa la máxima elevación del tacto, me parece interesante investigar los efectos de la ausencia total de él.
Para explicar esto, creo que lo mejor sería a través de un ejemplo práctico: si nos sentamos desnudos, relajamos todo nuestro cuerpo, y nos ceñimos estrictamente a nuestro pensamiento hasta la ausencia de estímulos exteriores, podemos crear también un estado alterado de conciencia en cierto modo equiparable al del orgasmo.
Otro aspecto que me gustaría resaltar (aunque temo pasarme de lista y desencaminarme en esto) es el tacto no a nivel físico, si no espiritual. Pongamos de ejemplo una chica que acaba de ser abandonada por su novio. Esa chica se sentirá dolida como es lógico, pero si teóricamente el tacto (igual que el resto de los sentidos) es exclusivamente físico, ¿cómo puede sentirse dolida si su cuerpo está en perfectas condiciones?
A partir de aquí se abriría un inmenso abanico de opiniones (he de decir a cual más amarillista) que probablemente no lleven a ninguna parte, pero de las cuales si nos ceñimos a un plano lógico seria posible destacar la siguiente teoría: “si el tacto es en principio físico, pero a través de el alma sentimos dolor que es algo solo perceptible por el tacto, el alma tiene que tener también una parte física”
Esa teoría se vería reforzada por algunas creencias en que si tus actos han sido malvados, después de la muerte a tu alma le espera un tormento eterno.
Como colofón final me gustaría reseñar algunas expresiones relativas a este sentido:
 -Tener tacto: Cuando se tiene tacto se dice que la persona sabe decir las cosas de una forma adecuada. Ej: Miguel tuvo mucho tacto al despedir al empleado.
 -Tocar el cielo/Tocar fondo: se refieren literalmente a llegar al nivel más alto de algo, o a hundirse. Ej: Miguel toco el cielo al creer que había hecho un buen trabajo, pero el empleado al verse acosado por las deudas y sin tener con qué pagarlas, tocó fondo.
 -Tocar el alma: Se dice cuando algo nos conmueve. Ej: La historia del pobre empleado le tocó el alma a María.
 -Tocar la fibra sensible: Se dice cuando algo afecta a un tema de especial interés particular. María había estado desempleada mucho tiempo, y la historia del extrabajador, le tocó la fibra sensible.
 -Tocar la lotería: Se dice de cuando tenemos suerte o ganamos una importante suma de dinero. Ej: El empleado volvió a ser feliz porque le tocó la lotería.
 -Tocarse: Es referido a prácticas onanistas. Ej: El empleado tenía tanto dinero que contrató cortesanas para no tener que tocarse solo nunca más.
 -Tocar madera: Se dice cuando decimos algo que nos ha pasado y no queremos que se estropee. El empleado hablando con una cortesana de su suerte, tocó madera para que no se fuera.